Los Cenáculos

cenaculo

A pedido de la Virgen María, se formó el Cenáculo que lleva su Nombre “Santa María del Espíritu Santo” integrado por Marcia y un grupo de personas de ambos sexos de diferente edades. La misión de este grupo es la “Evangelización”. Ésta labor se desprende de los mensajes del Señor y de la Virgen y están en sintonía con la Doctrina de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

El Cenáculo ha comenzado por:

• Enseñar y promover la oración del Santo Rosario por la salvación de las almas y la consagraciòn al Inmaculado Corazòn de Maria y al Espìritu Santo.
• La Lectura de la Biblia, la Imitaciòn de Cristo y la Vida de los Santos.
• La Devoción al Espíritu Santo, a los Angeles y al Santo Padre Pio.
• Catequesis los días 7 de cada mes en una plaza pública a partir del día 7 de Febrero del 2000 con material catequìstico.
• Visitas a hogares de niños y ancianos, hospitales, lugares carenciados y todo lugar donde sea necesario hacer conocer al Señor Jesús y Su Madre (esperamos vuestra invitaciòn)
• Ha representado la Pasiòn de Jesucristo y las obras de las apariciones de la Virgen en Lourdes y en Fàtima.

El Cenáculo tiene vida propia, donde se ora, repara, se consagra y consuela a los doloridos Corazones de Jesucristo y su Santísima Madre.

Los mensajes del Señor y la Virgen se encuentran a disposición de quien los requiera.

Para ponerse en contacto con el cenáculo “Santa María del Espíritu Santo” dirigirse los dias 7 de cada mes a las 17:15 Hs. en la plaza donde se reza el Santo Rosario a pedido de La Virgen, sito en Salta y Arias, plaza Pulmón Ecológico en Lanús Este o por E-mail.

 

Introducción

 Queridos hermanos y hermanas:

Con esta pequeña guía queremos orientar a aquellos que desean formar un Cenáculo de oración en base a la espiritualidad que Santa María del Espíritu Santo reveló y nos legó por medio de sus mensajes.

Ella misma ha pedido la formación de grupos de oración para que estos se conviertan en faros de luz que iluminen los lugares oscuros del mundo, tal como lo mencionó en el mensaje del 7 de junio del 2001, a las 18.30 hs. en la Plaza: “…Hoy os pido especialmente que forméis grupos de oración. El mundo está manchado por el pecado. Os pido que vosotros seáis la luz que iluminéis los lugares de este mundo donde mis otros hijos viven en oscuridad. Por eso, mis niños, pedid al Espíritu Santo que purifique vuestros corazones, a fin que podáis llevar la Luz del Señor al mundo”

    La importancia de la oración adquiere especiales matices cuando es comunitaria, las voces se unen haciéndose una sola voz y los corazones se funden en un solo corazón junto al Inmaculado Corazón de nuestra Madre.

Nuestra Virgen tiene especial privilegio por la oración del Santo Rosario, por su contenido de dulzura en las palabras, por ser una forma de meditar los distintos momentos de la vida de Su Hijo, nuestro Señor Jesús y sobre todo por ser el arma efectiva en la lucha contra el maligno y su influencia en nuestras vidas. María nos comunica y nos enseña la importancia del rezo del Santo Rosario y la formación de grupos de oración en su mensaje del 21 de Julio de 2003 a las 11:40 hs.: “…Es muy importante que recéis el Santo Rosario y que forméis grupos de oración, ya que hoy muchas personas se reúnen en nombre de Satanás….”

    Por último queremos alentarlos con nuestra oración en este servicio al prójimo que es el rezar por la conversión y la salvación de las almas y acompañar a nuestro Señor en todo momento, ya que desde el momento en que aceptamos y adherimos al amor de Dios, aceptamos también un compromiso de amor para con El y nuestro prójimo.

Dijo el Señor Jesús:

“Hija escribid: Hijos, que servirme a Mí, no sea obligación sino compromiso por amor. Os doy mi Paz”.


¿Cómo iniciar un Cenáculo?

 El lugar

    El lugar elegido para un Cenáculo puede ser desde un lugar de la casa, hasta un lugar determinado de la parroquia, cualquier lugar puede servir para juntarse a rezar. Si, es importante tener en cuenta  que este lugar permita mantener durante el tiempo de oración un clima de recogimiento sin interrupciones ni ruidos molestos que distraigan o dispersen en la oración. Tengamos en cuenta que nuestra Virgen y nuestro Señor tienen especial preferencia por el silencio y la contemplación.

Al respecto nos dice nuestro Señor en sus mensajes:

“…Vosotros hijos míos, quiero que hagáis esos minutos de silencio que como vuestro Amigo Intimo os pido”  (Mensaje del 24-10-00, 17.45 hs.)

   “…¡No hagáis ruido! pues molestáis, perturbáis a vuestro hermano que aún no ha terminado de hablarme”  (Mensaje del 01–11–00, 16.10 hs.)


La cantidad de integrantes

    En cuanto a la cantidad mínima para comenzar, dos personas pueden iniciar un Cenáculo, poniendo en manos de la providencia el que poco a poco vaya creciendo en número. Tengamos en cuenta las palabras de nuestro Señor en el evangelio, que “Donde dos o mas estén reunidos en mi nombre, Yo estoy en medio de ellos” (Mt. 18,20)

En cuanto a una cantidad límite ideal, se puede hablar de 15 personas como máximo, ya que esta cantidad permite crear una mayor familiaridad entre los integrantes y generar un mejor clima de convivencia, que conforme sea mayor el número de integrantes se hace más difícil de lograr.

 Dice nuestra Madre: «…No quiero que os distraigáis. Yo quiero que se cree una fuerte armonía. No hagáis ruido. Solo sentaros y meditad en mis palabras y tomad como ejemplo mi vida, sino todo estaría a medias…” (Mensaje del 31-12-99, 17:00 Hs.)

 

El pequeño Altar doméstico, un lugar dedicado a Dios.

    Es bueno que cada uno en su casa tenga un lugar exclusivo dedicado a la oración, un lugar de la casa que permita tener esos momentos de silencio y recogimiento sin molestar ni ser molestado, dentro de lo posible.

En el lugar donde se reúna el Cenáculo también tendrá que estar presente un pequeño altar doméstico en el que se colocarán, según palabras del Señor: “Principalmente una Cruz, y una imagen mía, una de mi Madre, de San Miguel Arcángel, y un pocillo con agua bendita”. (Mensaje del 03–02–01, 18.35 hs.)

A este altar doméstico le hemos agregado la Biblia, como palabra de Dios siempre presente, abierta en algún salmo y dos velas encendidas durante la oración del Cenáculo.

Respecto a la posibilidad de agregar otras imágenes al altar, reliquias u otros elementos de devoción, se puede habilitar otro altar secundario, teniendo en cuenta el mensaje de Jesús cuando Marcia le consultó al respecto: “Esto es una pequeña Capilla, lo principal va en el Altar, y lo demás a los costados” (Mensaje del 05–02–01)

Este lugar debe tener para nosotros una significancia particular, ya que es el lugar para encontrarnos con Jesús en la oración, por lo que se debe tener un respeto especial, no usando el altar en lo posible, para otras cosas mas que para la que se ha destinado.

También es bueno aclarar que al Señor le gusta que Su lugar esté adornado con plantas y flores.

 

El Clima de Oración

El clima que debe reinar durante la reunión del Cenáculo y sobre todo durante la oración debe ser de silencio, respeto y recogimiento. El silencio debe entenderse no solo como la falta de sonido, sino también como el silencio de nuestro corazón. Es común que debido a nuestras preocupaciones diarias, nuestras mentes no logren concentrarse lo suficiente en la oración, haciendo que muchas veces nos dispersemos sin meditar correctamente nuestras propias palabras dirigidas a Dios.

Es por eso que nuestra Madre dictó a Marcia una oración que resume este punto: “…Os amo, y os espero en la soledad del silencio donde puedo escucharos. Silencio mi mente para escuchar Vuestra Voz, Vuestra, la dulce música de vuestro infinito Amor que es mío…”  (Msje. del 17-10-00, 11.10 hs.)

También nuestro Señor Jesús se refirió a las cosas que nos hacen distraer y nos dio una clave para poder concentrarnos, ya que la falta de concentración se debe en mayor medida a la falta de paz en nuestro interior: “…Hijos, veo que a veces os cuesta la concentración en la oración. Os doy un consejo, pedid al Espíritu Santo que os de paz, mucha paz y luego pedid a mi Madre Santísima su Corazón para orar. Elevaros en la oración, orad y orad…”  (Mensaje del 06–11–00, 14.30 hs.)

Aquí tenemos algunos mensajes que nos ayudarán a comprender mejor lo que el Jesús y María nos piden cuando hablan de silencio y predisposición a la oración:

“…Cuando os pido que no habléis es para que comencéis a entrar en clima de oración. Que silenciéis vuestro corazón de las cosas de todos los días, por lo tanto, si pido “haced silencio” silenciad no solo la boca sino el corazón…”  El Señor Jesús (Mensaje del 09-03-01, 18.45 hs.)

“…Aún, almas, vuestras mentes, durante la oración, divagan en cosas sin ningún valor. Cuando vosotros oráis, meditad los Misterios del Rosario, no en cualquier cosa. Habrá tiempo para eso luego, pero no os olvidéis que el cielo está en primer lugar…” El Señor Jesús (Mensaje del 09-06-01, 17 hs.)

“Almas de luz, retiraros del mundo y sus ruidos y uníos completamente Conmigo. Soy vuestro amigo y podréis escucharme cuando vuestros corazones estén en completo silencio. El Señor Jesús (Mensaje del 17-08-01, 19 hs.)

 

Como dirigirnos a Jesús y María en la Oración 

    Debemos tener muy en cuenta la velocidad y el tono de nuestras plegarias. Sucede que muchas veces apremiados por el tiempo o por simple costumbre, se reza el Santo Rosario a una velocidad que apenas permite recuperar aliento, como si de una carrera se tratase, con palabras ininteligibles fugazmente susurradas, siendo esta una forma poco respetuosa de hablar con nuestro Señor y nuestra Madre.

En muchos lugares, inclusive en parroquias, se da la situación de una oración vertiginosa y una falta de coordinación tal que se elevaban por lo menos 3 coros de voces diferentes a destiempo, haciendo que además de irrespetuosa la oración se torne tortuosa.

La oración debe tener un tono cordial ya que no estamos haciendo otra cosa que “conversando” con nuestro Dios, debe ser con la misma afabilidad con la que nos dirigimos a un amigo muy querido. Cuando se hace en comunidad deben aunarse las voces y escucharse una sola voz.

No debemos usar un tono autoritario al rezar, ya que no estamos sometiendo a Dios a nuestras plegarias y pedidos sino que nos estamos rindiendo a su misericordia con total humildad y súplica.

Esto es muy importante en esta advocación, ya que una de las primeras cosas que María comenzó haciendo en sus visitas fue enseñarnos a orar el Santo Rosario.

Para comprender mejor estos conceptos, basten las palabras de nuestro Señor Jesucristo y nuestra Santísima Virgen al respecto:

“…Haced los quince Misterios y orad lentamente…” (30-09-00, 18.45 hs.)

 “…Queridos hijos. Quiero enseñaros a orar. Cuando oréis, no debéis hacerlo con tono de autoridad, sino de súplica, de ruego. Debéis hablar con el Padre, pedirle a Él como un hijo pide a su padre, no con palabras rudas, sino con palabras de amor…”  (Mensaje del 24-07-00, 18.20 hs.)

 “…Necesito de vosotros mucho, pero antes debéis comenzar a orar con más devoción, debéis comenzar a sentir cada palabra de Ave María y el Padrenuestro…” (Mensaje del 23–12–00, 21.45 hs.)

 “…Cuando oréis, tenéis que hacerlo con la plena confianza de que Dios os está escuchando. No debéis orar teniendo dudas y “peros” por medio; porque Dios os escucha y sabe bien si lo que pedís es lo que vosotros necesitáis…” (Mensaje del 01–07–00, 21.30 hs.)

  “Hijitos míos. Orad con fe. Cuando oráis con fe y confianza, Dios os concede las Gracias, siempre que sea su voluntad, pero hijitos, muchos aún no sabéis orar, por eso el motivo de mi visita. Hijitos queridos, deseo enseñaros a orar, y así sabiendo orar, la oración para vosotros se convertirá, en una gran alegría. Intercedo por vosotros ante Dios y os bendigo. Amén, Amén” (Mensaje del 07–01–01, 19.05 hs.)

“…Cuando le habláis a un amigo ¿lo hacéis de manera que él no llegue a entender qué es lo que queréis decirle? No, lo hacéis de manera que él lo entienda. Entonces ¿por qué no lo hacéis así Conmigo? ¿No soy amigo vuestro? Meditadlo. La oración es un diálogo Conmigo y decís que no encontráis el tiempo para orar… Hijos míos, entonces no me digáis amigo, sino conocido…” El Señor Jesús (Mensaje del 09-06-01, 17 hs.)


Elementos que cada integrante del Cenáculo debe tener consigo

    En primer lugar es recomendable que cada uno tenga su propia Biblia, a fin de hacer un seguimiento personal de las lecturas sugeridas, no solo durante la reunión del Cenáculo, sino también en sus hogares. El evangelio debe ser para nosotros de lectura diaria y consulta permanente.

También se recomienda que cada integrante tenga su propio libro de mensajes de esta advocación. Es importante que así sea ya que los mensajes son como lecciones que nos conducen y enseñan el camino de la santidad, por lo que para los integrantes del Cenáculo y quienes sigan fielmente las palabras de nuestra Madre el libro de mensajes ha de ser como un manual o guía.

Cada integrante deberá tener un cuaderno de anotaciones, en el que se podrán volcar lecturas, indicaciones, reflexiones, pedidos de oración de otras personas, etc. De esta forma cada uno tendrá sus anotaciones personales volcadas en un cuaderno. Esto es de mucha utilidad si pensamos a este camino de Fe como una escuela y a nuestra Santísima Madre como a una maestra que con mucho amor nos viene a enseñar:

“…Hijos, soy vuestra Maestra; Yo os enseño como llegar a la santidad…” (Mensaje del 18–12–00, 19.30 hs.)

De más está decir que nunca debemos separarnos del Santo Rosario. Debemos tenerlo con nosotros todo el tiempo tal como un soldado no se separa de su arma. El Rosario debe estar bendecido por un sacerdote, al igual que todos los objetos religiosos y de devoción que poseamos.

“…También os pido que oréis todos los días el Rosario. Orad los quince Misterios. El Rosario es el arma del cristiano…” (10-07-00, 18.45 hs.)

“…Queridos niños, orad el Santo Rosario; ya sabéis cuánto me agrada a Mí y que arma tan poderosa es contra Satanás y sus tentaciones…” (Mensaje del 27-10-01, 17.30 hs.)

Como vemos el rosario no es un objeto de moda o amuleto, es un medio que nos ayuda en la oración y la meditación de los misterios, es una forma de llegar al corazón de nuestro Señor y nuestra Madre con nuestras plegarias, alcanzando a su vez las Gracias y beneficios que esta práctica piadosa tiene para nuestra alma.

 

El agua bendita

En el Cenáculo el agua bendita juega un papel muy importante, como hemos visto antes, en nuestro altar principal debe estar presente un pocillo con agua bendita. La misma se utiliza para persignarnos antes de comenzar la reunión del Cenáculo. Tan solo con mojar los dedos y hacernos la señal de la Cruz será suficiente. Por ser un sacramental, su uso debe ser del todo respetuoso, teniendo en cuenta que el sacerdote es quien ha impartido en nombre de Jesús la bendición sobre esa agua.

El agua bendita es recuerdo constante de nuestro compromiso por medio del bautismo: “Jesús le respondió: «Te aseguro  que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios” (Jn. 3,5)

Nuestra Madre se refiere a nuestro Buen Jesús en referencia al agua diciendo: “…Él es el Agua Viva, el Agua que calmará vuestra sed para siempre, confiad plenamente en Él, confiad en que Él calmará vuestras penas y dolores, siempre os escuchará v reconfortará. (Mensaje del 7-02-00, 17:30 hs.)

        Como siempre, las palabras de nuestra Madre por medio de sus mensajes nos llevan al evangelio y nos acerca hacia Su Hijo Jesús: “El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, poniéndose de pie, exclamó: 37 «El que tenga sed, venga a mí; 3y beba el que cree en mí». 38Como dice la Escritura: 3De su seno brotarán manantiales de agua viva” (Jn. 7, 37-38)

Como podemos ver el significado del agua adquiere una importancia suprema para los cristianos. Es por eso que nuestra Madre en sus apariciones aquí en Lanús se ha valido del agua para dispensar sus gracias a enfermos y necesitados:

“…Os pido Señor bendigáis esta agua y éstos Rosarios para gracia de sus portadores…” (Mensaje del 26-12-99, 17:00 hs.)

  «Que bendiga esta agua la Santísima Trinidad. Sanad por medio de ella. Amén, amén y amén» (Mensaje del  31-12-99, 17:00 hs.)

(Cabe aclarar que María no bendice en su propio nombre sino que como mediadora e intercesora, pide a Su Señor y a la Santísima Trinidad la bendición del agua, de los rosarios y objetos religiosos)

 

Un Cenáculo Participativo

Debe tratarse de que los distintos momentos del Cenáculo estén dirigidos por alguien distinto de los integrantes a fin de que la oración sea participativa. Por ejemplo, una persona que dirija la coronilla de la misericordia, otra que haga las intenciones, otra que lea los mensajes, otra que dirija el rosario, etc., dentro de las posibilidades claro está.

De esta manera crearemos un lazo de afinidad más fuerte y se fomentará la solidaridad entre los integrantes, así como el sentido de pertenencia al Cenáculo. El Cenáculo no es otra cosa que una familia unida por el amor a Dios y la oración, reunidos en torno a una espiritualidad común y compartida bajo el amparo y la guía de Santa María del Espíritu Santo.

 

Pasos para la realización del Cenáculo

A continuación, se dan las pautas para la oración tal como lo hace el Cenáculo que acompaña a la vidente, de acuerdo a las enseñanzas de nuestra Santa Madre y que es también la base de la oración que se hace en la plaza de las apariciones cada dia 7, en ese “gran Cenáculo” que compartimos todos los meses:

  • Al Cenáculo se debe llegar con total puntualidad, permaneciendo en silencio para entrar en clima de recogimiento hasta el momento de comenzar la oración. Nos persignamos mojando nuestros dedos con el agua bendita.
  • Por lo general el Cenáculo se reúne minutos antes de las 15.00 hs. (la hora de la Pasión) y comienza rezando y meditando la Pasión del Señor a través de la Coronilla de la Misericordia, teniendo como fin el acompañar a nuestro Señor en su agonía en la Cruz. (Ver: pag. 93 De este devocionario)

 

El Rezo del Santo Rosario

Para organizar un rosario participativo, puedan distribuirse las distintas partes que componen el rezo entre varios integrantes (hasta 3 es lo sugerido). De esta forma no solo se hará una oración compartida sino más amena y contribuirá a que poco a poco todos se familiaricen con esta Santa devoción que es el rezo del Rosario y que con tanta insistencia pide nuestra Madre del Cielo. Los componentes del rezo del Rosario son:

– Intenciones

– Oraciones del principio

– Anuncio de los misterios.

– Dirección del Rosario

– Jaculatorias

– Lectura de Mensajes.

– Oraciones finales.

– Ángelus

  • Como primera intención antes de comenzar a rezar se dice lo siguiente:

“Por nuestra conversión y a fin de recibir las indulgencias y gracias que este Santo Rosario dispensa para nuestras almas”, luego se hacen las intenciones para la oración del Santo Rosario (Ver: pag. 99). Se pueden agregar intenciones particulares o especiales, tratando de que ese momento no se haga demasiado extenso. Aquí quien guía el cenáculo debe tener en cuenta el tiempo que insume este momento para que la lista de intenciones no sea excesiva y se pierda el clima, pudiendo hacer una intención general diciendo: “Ponemos en vuestras manos Señor, todas las intenciones de nuestro corazón

  • Se realizan las oraciones previas al rezo del Santo Rosario, a fin de preparar nuestro corazón y nuestra mente a una experiencia de meditación en los misterios de la vida de nuestro Señor Jesús, tal como se detalla en la página 1 de este devocionario, estas oraciones en el cenáculo se las conoce como las Oraciones del Principio:
    • Invocación al Espíritu Santo (3 veces)
    • Oración de confianza en nuestro Señor Jesús
    • Oración de entrega al Espíritu Santo
    • Pésame.
  • El Anuncio de los Misterios implica una meditación de los mismos, lo cual puede hacerse con los Misterios meditados por Santa María del Espíritu Santo, que se incluyen en este mismo libro o se puede recurrir a cualquier otra meditación acorde. Tener en cuenta que el texto que se seleccione nos debe llevar a compartir en nuestro corazón el momento de la vida de Jesús que estamos meditando.
  • La dirección del Rosario implica el rezo propiamente dicho de los Padrenuestro, Ave María y Gloria. Es importante que si bien quien dirige debe llevar el control de las perlas del Rosario a fin de saber cuando realizar cada oración, todos deben tener el Rosario en sus manos y hacer lo mismo.
  • Durante el Rezo del Santo Rosario es necesario tener el mismo en nuestras manos, no se aconseja rezar con las manos vacías, ni contando con los dedos ni valiéndose de otras cosas que no sea el Rosario católico.
  • Las Jaculatorias corresponden a las invocaciones que se realizan al final de cada decena. El Cenáculo realiza por lo general las siguientes jaculatorias:

                     Ave María purísima, sin pecado concebida.

                     Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.

                     Santísima Virgen María del Espíritu Santo, ruega por nosotros.

                     San Miguel Arcángel, ruega por nosotros.

                     Ángeles Custodios, rueguen por nosotros

                     Almas del Purgatorio, rueguen por nosotros.

Puede agregarse a la jaculatoria la invocación a  un santo determinado por alguna situación particular (por ejemplo en el día del santo) o agregar la invocación al santo o santa de la parroquia que patrocina el grupo.

  • Por ser esta una devoción a Santa María del Espíritu Santo se meditan en sus mensajes, para lo cual pueden prepararse previamente o simplemente abrir en algún lugar del libro de mensajes y leer el que salga en ese momento. La meditación del mismo debe servir para el crecimiento espiritual de cada uno y el conocimiento de la espiritualidad que María nos sugiere a través de esta advocación. La finalidad es la de “vivir los mensajes” y que no queden solo en palabras tal como Ella misma lo dice.
  • Las oraciones del final tienen como objetivo encomendarnos a Jesús, a María, al Espíritu Santo y consagrarnos a ellos, reconociendo de esta manera la unión espiritual que tenemos con Dios, asumiendo nuestra condición de hijos de una misma Madre y entregando nuestro día a día al Espíritu Santo para que obre en nosotros.

Se realizan las siguientes oraciones:

  • Oración a María nuestra Madre (pág. )
  • Oración para obtener la Paz (pág. )
  • Oración de Ofrecimiento a la Santísima Trinidad (pag. )
  • Oración a San Miguel Arcángel (pag. )
  • Consagración al Inmaculado Corazón de María (pag. )
  • Consagración al Espíritu Santo (pag. )
  • Oración a la Santísima Virgen María del Espíritu Santo (pag. )
  • El rezo del Ángelus se realiza por las intenciones del Papa por su salud y santidad.

 

La lectura del Evangelio (la Lectio Divina)

    Luego de la finalización del Santo Rosario sin perder el clima de oración que se viene manteniendo se realiza una lectura del Evangelio. La misma puede ser la lectura correspondiente al día o una seleccionada previamente a fin de meditar en algo en particular.

    No se recomienda abrir el Evangelio en cualquier parte para meditar en el grupo, baste consultar el calendario litúrgico y determinar la lectura correspondiente.

La lectura debe implicar un tiempo posterior para meditar silenciosamente en lo escuchado, de ser necesario repetir la lectura. Contemplar interiormente la situación que nos plantea la Palabra del Evangelio, imaginar esa situación en mi vida y entenderla para mi crecimiento espiritual. Esta forma de lectura se denomina Lectio Divina, en la que no solo se trata de leer la Biblia sino de meditarla e incorporarla a nuestras vidas.

Dice María en uno de sus mensajes: “Hijos, os pido que leáis La Palabra, allí están todas las respuestas a vuestras preguntas. Os quiero mucho.

Amén, Amén”. (Mensaje del 23-08-00, 17.40 hs.)

Jesús también nos refiere en este mensaje la importancia de la Palabra en nuestras vidas: “Yo soy la Luz del Mundo y en la Gloria de mi Resurrección os convoco a ser antorchas vivientes, antorchas portadoras de la Luz del Evangelio. Leed el Evangelio, llevad mis Palabras, porque todo pasará, todo será corroído por el transcurrir del tiempo, más mis Palabras no pasarán. Son eternas”. (Mensaje del 28-04-01, 00.50 hs.)

La importancia de la Lectio Divina como ejercicio de lectura orante de la Palabra esta resaltada en el Documento de Aparecida y nos sirve de referencia, para que esta práctica tenga sus mayores frutos de la mano de nuestra Santa Iglesia:

“Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura hay una privilegiada al que todos estamos invitados: la Lectio divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada Escritura. Esta lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús-Maestro, al conocimiento del misterio de Jesús-Mesías, a la comunión con Jesús-Hijo de Dios, y al testimonio de Jesús-Señor del universo. Con sus cuatro momentos (lectura, meditación, oración, contemplación), la lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo…” (Documento de Aparecida, Cap. 6.1.2 Lugares de encuentro con Jesucristo)

Recomendamos a Uds. acercarse a vtra. Parroquia o comunidad parroquial en busca de alguien que pueda enseñar y ayudarles a conocer en mejor detalle esta forma de practicar la lectura orante de la Palabra de Dios.

Luego de meditada La Palabra se hace una puesta en común a fin de compartir vivencias y sensaciones, pareceres y así entre todos poder construir lo que Jesús quiere mostrarnos en este encuentro. Las vivencias propias como las experiencias ajenas sirven para el crecimiento espiritual, por eso escuchar con atención a cada uno. Moderar esta parte a fin de que este momento no se haga demasiado extenso.

 

Los temas que se tratan dentro del Cenáculo

Cuando se reúne el grupo debe tenerse en cuenta que el objeto de este encuentro es básicamente el de orar en forma comunitaria, compartir este encuentro con Jesús y María y formarse entre otras cosas. Puede que además de la oración y la lectura surjan temas para hablar con el grupo, dichos temas deben ser siempre relacionados con el cenáculo o con temas de Dios, muchas veces para compartir alguna vivencia personal o sencillamente cuestiones de organización interna. Debe evitarse tocar temas vacíos, del mundo. Una de las tentaciones contra las que el cenáculo debe luchar con todas sus fuerzas es a no caer en la crítica del prójimo ni el chisme, o los cuestionamientos, cosas que hacen daño y son muy comunes cuando se reúnen varias personas.

 

La Formación

   Para cumplir su misión con responsabilidad personal, los laicos necesitan una sólida formación doctrinal, pastoral, espiritual y un adecuado acompañamiento para dar testimonio de Cristo y de los valores del Reino en el ámbito de la vida social, económica, política y cultural”. (Documento de Aparecida, Pto. 213,  cap. 5.3.4 Los fieles laicos y laicas, discípulos y misioneros de Jesús Luz del mundo)

El Cenáculo da mucha importancia a la cuestión de la formación permanente y cuando hablamos de formación nos referimos a todo aquello que nos enriquezca ya sea en forma intelectual o espiritual y que tenga que ver con nuestra Fe.

“No se puede amar lo que no se conoce” por eso es importante alimentar ese primer contacto que tenemos con Cristo a través de la oración y el conocimiento de ese ser amado.

Dice el Documento de Aparecida en su capítulo 5.4, pto. 227: “La formación bíblico-doctrinal junto con una fuerte experiencia religiosa y una destacada convivencia comunitaria, nuestros fieles necesitan profundizar el conocimiento de la Palabra de Dios y los contenidos de la fe, ya que es la única manera de madurar su experiencia religiosa.

Cuando hablamos de formación no solo nos referimos a cursos o similares, sino a tener el hábito por la buena lectura, aquellas que edifican el alma. Estas pueden ser libros de meditación, vida de santos, publicaciones diocesanas, temas de doctrina, etc. Siempre y cuando se tenga la posibilidad de acceder a esos materiales. También las películas y filmaciones sobre santos son edificadoras a la hora de conocer un poco mas de nuestra Fe.

Pueden darse charlas sobre temas de Fe dentro del grupo invitando a alguien a que las prepare, algún sacerdote e inclusive miembros del mismo grupo.

Los miembros del cenáculo deben sentir una sed especial por conocer un poco más su Fe para así conocer y ayudar a conocer, a Aquel quien nos amó hasta la muerte y muerte de Cruz.

 

El saludo de la Paz

Antes de abandonar el Cenáculo debemos darnos el saludo de la Paz, como deseo de una paz compartida y con el compromiso de llevarla a todas partes donde vayamos.

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